sábado, 30 de abril de 2011

Con M de Muerte

Esta película representa el inicio de un nuevo periodo en la producción cinematográfica de Hitchcock. Aún preserva en su estructura el tratamiento de ciertos temas que caracterizan a este director, como lo es el tópico del crimen perfecto.
Al igual que en muchas de sus películas anteriores, Con M de Muerte parte de una gran adivinanza ¿Cómo se llevó a cabo el crimen  y quién es el criminal?; alrededor de la cual, se llevará a cabo el desarrollo de la trama. Sin embargo, esta adivinanza no se propone como tal ante el espectador, debido a la estrategia empleada en el uso de la cámara, la cual, lo coloca como “testigo ocular” de los acontecimientos del crimen; el enigma se restringe a los personajes y al detective que trata de resolverlo.
La cámara produce el efecto del espectador cercano; se coloca los acontecimientos de la historia como si fuera una obra de teatro, dónde la barrera invisible de la cuarta pared es la única que nos separa de la acción de la obra. Las estrategias de la cámara son empleadas en momentos claves en el desarrollo de la trama; por ejemplo, el contrapicado es utilizado en la escena larga donde Tony le explica a Swan los detalles de su plan perfecto para asesinar a Margot.
El plano americano es uno de los más utilizados en la película, constantemente se enfatiza  el torso de los personajes, principalmente para observar sus reacciones ante la investigación y resolución del misterio; asimismo, es utilizado en el desarrollo del clímax, para generar más tensión en el espectador.
El tratamiento del tema del Crimen Perfecto regresa en esta película; en este sentido, se empata con dos de sus predecesoras La Soga y Extraños en un tren. Tony, al igual que Brandon y Bruno, cree en la ejecución de un crimen que no podrá ser resuelto por los detectives y los dejará libres de todo cargo. A diferencia de Guy, Tony decide realizar el deseo de asesinar a su esposa, para ello se vale del chantaje de un segundo personaje, el cómplice que no podrá librarse de la transferencia de la culpa, debido a que carga con una serie de crímenes “menores” y un historial delictivo en la policía.
Tony ve realizado su deseo de cobrar la infidelidad de su esposa. Mark, el amante, es la pieza clave que permitirá la concepción de tal plan, no solo por su condición amorosa, sino también, debido a que es  autor de novelas de asesinato. Por medio de él, Hitchcock inserta una vez más el tema de la ficción versus la realidad, el mundo del crimen y de la novela policial.
El contraste de la ficción y la realidad golpea nuevamente al ejecutor del crimen. Mark le advierte a Tony sobre el peligro de la ficción en el mundo real, en el papel queda muy bien escritos los crímenes, sin sospechosos ni resolución, en la vida real no se cuenta con los imprevistos que echarán abajo el crimen perfecto; en este caso, Mark no toma en cuenta que todo el mundo debe cargar una llave en su bolsillo, esto permite que el inspector Hubbart elabore otra tesis con respecto a las evidencias que culpan a Margot.
La noche surge nuevamente como el espacio promisorio para la realización del crimen; su manto lo encubre y protege, las cuatro paredes de la casa y el espacio privado se postulan como sus facilitadores. Ambos espacios reflejan la peligrosidad y el miedo que sienten los personajes en medio de la soledad y lo oscuridad; durante la noche se lleva a cabo el planeamiento del asesinato, nadie podrá testificar que Swan y Mark se encontraron un día antes del intento de homicidio, las paredes los protegen y custodian; el espectador es el testigo mudo que no podrá ayudar en la resolución del crimen.
Por otra parte, se incluye en esta película el elemento cómico. Mark es escritor de novelas policiales; sin querer resuelve la gran adivinanza de la historia, dejando a Tony pasmado ante la reconstrucción que elabora de la escena. Se inserta al mismo la figura del inspector Hubbart que, al igual que Sherlock Holmes recurre a su inteligencia y audacia para encarcelar al verdadero culpable. Al criminal no le queda otra cosa que brindar por el éxito del detective y el fracaso de su plan.

viernes, 8 de abril de 2011

Yo confieso

En esta película no encontramos con un nuevo direccionamiento del tema de la transferencia de la culpa; al cometerse un crimen, el asesino se encuentra con la imposibilidad de confesar su delito sin ser sometido a los procesos penalizadores correspondientes.
Otto Keller es el personaje infractor que busca la expiación de su falta, él su esposa son alemanes que han llegado a Canadá unos meses atrás, y han sido ayudados por el Padre Logan, quien los acoge en la parroquia donde vive. Keller le confiesa el homicidio al Padre Logan, seguro de que este no lo dirá a nadie más pues lo ata el secreto de confesión, de esta manera “purga su pecado” delegándoselo al Padre.
Si bien es cierto que en los personajes de Hitchcock ninguno es completamente inocente, en esta película podemos ver como el antagonista utiliza esta carta a su favor; al principio utiliza la confesión como el medio por el cual asegurar su libertad incriminando a Logan, después se vale de la relación amorosa del pasado entre este y Ruth.
Keller es configurado como un personaje oscuro y diabólico que pone a prueba las bases de la fe del Padre Logan; los eventos del pasado se ponen en contra de él, colocándolo en la escena del crimen y con el motivo suficiente por el cual asesinar al abogado Villete; en este sentido, la estrategia de Keller de ponerse una sotana de sacerdote para ir a la casa de Villete a robar, se vuelve un elemento a su favor, pues nadie sospecharía de él.
El pasado del Padre lo vuelve débil moralmente, por ello, los personajes diabólicos como Keller utilizan esta grieta para efectuar un crimen mayor transfiriendo la culpa al otro personaje, provocando así su caída. De esta manera, el tema del falso culpable aparece nuevamente en esta historia, por medio del cual se maneja la tensión y el clímax que llevará a la resolución y absolución del secreto que ata al protagonista.
Constantemente aparece la formulación de la pregunta “¿usted es un ser humano?” entre los personajes, este elemento recurrente funciona como una justificación por la cual se puede llevar a cabo ciertos actos; el carácter imperfecto del ser humano lo lleva al pecado, ya sea a los menores o a los capitales, según por los cuales, la biblia dice que el precio del pecado es la muerte. Al apelar al lado humano del Padre Logan, Keller lo condena a la imperfección y lo humaniza, convirtiéndolo de paso en su cómplice; Al humanizar a Logan , este ante la ley es capaz de cometer un crimen como cualquier otro y por ello, ser juzgado por las leyes del Estado.
El sacerdote es considerado socialmente como alguien inhumano, la confesión es delegada solamente a los humanos, debido a que logran por medio de ella la liberación de la culpa y la redención después de la caída en el pecado. Logan debe cargar con la cruz del crimen de otro, su caminata por la ciudad se vuelve un viacrucis, razón por la cual es contrapuesta la imagen de Jesucristo cargando la cruz; al pararse frente a la tienda de trajes lo hace reflexionar sobre su situación como sacerdote, si se cambiara la sotana y el cuello por el traje, el secreto de confesión no tendría ninguna validez para él, así lograría liberarse de la culpa; sin embargo, Logan decide permanecer firme en su fe y en sus convicciones.
Por otra parte, en esta película se utiliza el mecanismo de la mirada y el enfoque de esta para transferir la culpa de los personajes. El Padre Logan evita las miradas de los demás, mientras el antagonista y su esposa constantemente lo miran a hurtadillas como para asegurar e interrogar el secreto que los vincula. El detective Laurre logra descifrar el misterio por medio del silencio del sacerdote y los actos posteriores de Keller, la mirada esquiva de Logan y la actitud desesperada y arrogante de Otto lo llevan a suponer en la inocencia de primero, por lo que le es necesario aprender a verdadero culpable.
Por medio de la confesión de Keller, Logan logra liberarse de la culpa del secreto de confesión ante los representantes de la justicia, ganando de paso su redención social y espiritual. Aunque su secreto con Ruth ha sido divulgado, la confesión de Keller le brinda la oportunidad de redimirse con la congregación, la novedad de la historia hará olvidar a los feligreses los demás eventos del pasado.
Villete aparece como un personaje corrupto, cuya muerte libera momentáneamente a Ruth y Logan. El hecho de que él los haya visto aquella tarde lo convierte en una amenaza para la joven, por medio de la mirada se crea la culpa en ella por medio del chantaje de este personaje. Asimismo, las niñas se convierten en testigos del crimen, identificando a un sacerdote como el sospechoso que salió de la casa de Villet la noche del asesinado, si las niñas no se hubiesen convertido en testigos oculares, se habría inculpado al Padre Logan en el asesinato.
Esta película tiene la estructura característica de un relato policial: inicia con el misterio (el asesinato), luego se presentan los procedimientos de la investigación, para finalmente, encontrar al verdadero culpable y resolver el crimen. Esta estructuración de la historia, enfocada en la visión del antagonista y del protagonista, genera una cierta tensión en la trama, llevando al espectador a considerar en la encarcelación del falso culpable, sobre todo cuando Keller mata a su esposa.
La visión católica de Hitchcock queda muy bien plasmada en esta película, la configuración de los estamentos de la Iglesia y de los feligreses, permite construir una historia en donde el falso culpable termina siendo un sacerdote. La culpabilidad menor de los demás personajes permite al director manipular las situaciones en favor o en contra de estos, de la misma forma que lo hace Keller. Alma surge como el chivoespiatorio que logra conseguir la redención del Padre Logan; aunque también, se había convertido en la razón por la cual su esposo decide robar al abogado y consecuentemente a asesinarlo.

viernes, 1 de abril de 2011

Extraños en un tren

El tema que analizaremos en esta película es la importancia que tiene el Espacio en el desenvolvimiento de la trama. Extraños en un tren difiere de las películas anteriores en cuanto al manejo del personaje criminal, quien no solamente comete el asesinato y trata de transferir la culpa al protagonista sino también, utiliza el chantaje como un medio para lograr sus propósitos.
El choque entre el protagonista y el antagonista se delimita al inicio de la historia, al enfocar solamente sus zapatos, se trata de evidenciar la diferencia moral entre ambos: Guy es poseedor de una moral que se tambalea ante el rumor social, sin embargo se mantiene firme en su posición frente al extraño del tren; Bruno, quien desde el inicio con su zapatos de dos colores (blanco y negro) es configurado como un hombre con doble moral, es haragán y vividor, por lo que su deseo es eliminar a su padre para heredar todo su dinero, es aquí en donde decide sin titubear involucrar a Guy en sus planes.

El viaje en el tren cambia drásticamente la vida del protagonista, ya que, implica el cambio de espacio y del estado interno del personaje. Guy se ve obligado a cambiar y emprender un viaje de búsqueda de la verdad para poder liberarse de las artimañas de Bruno, su antagonista. Por otra parte, Bruno mantiene su posición dual como personaje conflictivo, busca hasta el final incriminar a Guy en el homicidio de su esposa, y de esta manera, cumplir sus planes.
Bruno se caracteriza por ser un personaje infantilizado, sus acciones le parecen de los más normales. Si lo analizamos como el prototipo del héroe hitchcockiano, los conflictos morales no son impedimento para él, lo único que le interesa es poder cumplir con sus expectativas, para ello, busca manipular los hilos de sus posibles marionetas. El triángulo amoroso de Guy,  Miriam y Anne, le ofrece la oportunidad de cumplir el último de sus deseos, la propuesta del cambio de homicidios ilumina sus aspiraciones, ve en Guy el hombre con los motivos suficientes para convertirse en su cómplice. Al igual que las líneas de tren que se entrecruzan, Guy y Bruno son dos personajes disímiles con aspiraciones distintas, ambos se mueven por el espacio invadido por el otro. El chantaje de Bruno busca transferir la culpa de la muerte de Miriam a Guy, para que este finalmente cometa el homicidio de su padre.
Los espacios públicos se convierten en el sinónimo de peligro, fuera de los muros del hogar el criminal ronda en busca de sus víctimas, cuando este invade el espacio privado del Guy, Bruno se delata ante Bárbara y Anne. El parecido entre Barbara y Miriam perturba a Bruno, al  extremo de recordar en ella a su víctima, por lo que la culpa que siente por el asesinato no se queda del todo silenciada.
Dentro del espacio del carnaval  y la noche, se lleva a cabo el homicidio. Bruno surge como una sombra siniestra en medio de la oscuridad. Durante el día se presenta como un caballero carismático, como acechador de su próxima presa, Guy. El protagonista debe luchar contra esta sombra, desplazarse continuamente de espacio para poder evitar su presencia, este desplazamiento lo lleva a la escena del crimen, en dónde busca comprobar su inocencia en medio de la lucha en el carrusel.
El espacio privado del protagonista es roto por el invasor; Guy no se siente seguro ni siquiera en su propia casa, el arma, la llave y el mapa de la casa de Bruno lo somete constantemente a prueba, entre decidir comprobar su inocencia o perpetuar el crimen del desconocido y liberarse de él. 
Los umbrales se convierten es espacios simbólicos en esta película, el primero de ellos es la reja del parque frente a la casa de Guy. El parque se encuentra a oscuras  y desde atrás de la reja, Bruno lo llama al igual que una figura de inframundo. Dentro del espacio del carnaval, el paseo por el bote del amor se convierte en un descenso al infierno, donde las sombras proyectadas en las paredes se convierten en la teatralización de las torturas infernales.
El tercer umbral – espacio se encuentra en la casa de Bruno, las escaleras hacia el cuarto del padre se encuentran custodiadas por un perro guardián, que al igual que Cancerbero, protege las puertas hacia lo desconocido, hacia el infierno. Cuando Guy encuentra a Bruno en el cuarto de su padre, esto se convierte en la firma en su acta de condenación y muerte; Bruno ahora buscará la forma de liquidar a Guy y desvincularse de la escena del crimen.
El encendedor se convierte en la única evidencia que logrará incriminar a Guy en el homicidio de su esposa; el haberlo olvidado en el tren genera en el antagonista la certeza de que logrará conseguir el apoyo de Guy para el intercambio de homicidios, para Bruno este insignificante olvido se convierte en su as bajo la manga, para él es como si Guy hubiera aceptado el trato.
El manejo de la cámara y las escenas es totalmente innovador, la filmación de muchas de ellas debieron involucrar el genio máximo de Hichcock. Nadie podría negar que la filmación de la escena de la pelea en el carrucel es fenomenal, así como también la perpectiva y focalización de la muerte de Miriam a través de sus antejos, mostrándonos una técnica sorprendente nunca antes vista hasta el momento, ténica que es constantemente empleada en las últimas películas de la nueva generación cinematográfica de nuestra época. 
La complejidad de los personajes y de la trama, hace que el manejo de la tensión y el suspenso sea superior al de sus antecesoras. En La soga, vivíamos el suspenso desde la perspectiva de los criminales, en esta desde la presión y el miedo que siente el protagonista ante su incriminación. Bruno no sufre ningún cambio a lo largo de toda la película, Guy logra comprobar su inocencia y a ser más precavido con las personas que conoce en los trenes, su fama y conflictos personales lo convirtieron en el hombre adecuado para ser parte de una conspiración, en dónde él figuraba como el único culpable.
De esta manera, muchas de las palabras que Bruno dirigió a Guy se cumplen, nadie sospecharía de él, pues nadie podría relacionarlo con una mujer desconocida y con un pueblo al que nunca había ido antes. Lo cierto es que gracias a él, Guy y Anne logran realizar su aspiración casarse y realizar una vida juntos.
Hitchcock nos proporciona dos visiones distintas de la mujer: Miriam es una mujer infiel e interesada por la creciente fama de su esposo, Anne por el contrario, es la mujer pura y fiel ante cualquier situación. La muerte de Miriam les brinda a Guy y Anne la posibilidad de la realización marital, realización que no se podría haber realizado sin la intervención de Bruno.